Apostolado de la sonrisa



El mundo está pasando momentos graves. Parece que los hombres de todos los tiempos no quieren vivir en paz. Desde Caín hay violencia en la tierra, y Yo vine a poner PAZ en los corazones para que todos podáis vivir fraternalmente.

Y os dije que OS DEJABA MI PAZ, QUE VIVIERAIS EN PAZ. Os recordé insistentemente cuál es el secreto para conseguir este objetivo: EL AMOR. No me cansé de repetirlo: AMAOS UNOS A OTROS COMO YO OS HE AMADO...ESTE ES MI MANDAMIENTO, QUE OS AMEIS... EL MANDAMIENTO PRINCIPAL ES AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS, Y AL PRÓJIMO COMO A UNO MISMO.

Y demostré de un modo práctico en qué consiste el amor: EN DAR LA VIDA UNOS POR OTROS. ¿Qué más podía hacer? MORIR EN LA CRUZ PERDONANDO, Y ASI LO HICE. Pero los hombres sois tercos y no acabáis de aprenderos la lección. Hoy, en estos momentos, está en juego la PAZ.


Ha fallado, como siempre, el AMOR. Hay tristeza en muchos corazones, y desesperanza.

Falla el respeto a la dignidad humana, y abunda la violencia. El hombre, los hombres en su conjunto, siguen creyéndose dueños y señores de la vida.

Quiero manifestarte un deseo ardiente, que es el remedio a tanta desolación, dolor y tristeza que observo en gran parte de la humanidad.

Quiero que, en ese campo desolado y desértico en que vives, hagas una generosa siembra de sonrisas.

Sí, ¡anímate y pon en marcha urgentemente el APOSTOLADO DE LA SONRISA!

Te propongo estas ideas que han brotado del alma, de la oración, del amor auténtico: Basta una leve sonrisa en tus labios para levantar el corazón; mantener el buen humor; conservar la paz del alma; ayudar a la salud; embellecer la cara; despertar buenos pensamientos; inspirar generosas obras.


Sonríete hasta que notes que tu constante seriedad y severidad se hayan desvanecido.

Sonríete hasta entibiar tu propio corazón con ese rayo de sol.Tú eres un apóstol y la sonrisa es tu instrumento.

Irradia tu sonrisa: esa sonrisa tiene muchos trabajos que hacer, ponla al servicio de Dios. Santificando la gracia que habita en ti, te dará el encanto especial que necesitas, para transmitir a los otros ese bien:

Sonríe a los tristes. Sonríe a los tímidos. Sonríe a los amigos. Sonríe a los jóvenes. Sonríe a los ancianos. Sonríe a tu familia. Sonríe en tus penas. Sonríe en tus pruebas. Sonríe por amor a Mí. Sonríe por amor a mi Madre María. Sonríe por amor a las almas, y...¡todo en silencio!

Deja que todos se alegren con la simpatía y belleza de tu cara sonriente.

Distribuye innumerables sonrisas entre los demás cada día: promoverás contento, alegría, satisfacción, ánimo o confianza en el corazón de los demás.

Estas buenas disposiciones siempre son el principio de obras generosas y actos nobles. La influencia de tu sonrisa obra maravillas, que tú ignoras.

Tu sonrisa puede llevar esperanza y abrir horizontes a los agobiados, a los deprimidos, a los descorazonados, a los oprimidos, a los tentados y a los desesperados.

Tu sonrisa puede ser el camino para llevar las almas a la fe.

Tu sonrisa puede ser el primer paso que lleve al alejado hacia Dios. Pero, sobre todo, sonría a Dios-Trinidad. Sí, Mi Padre, el Espíritu Santo y Yo esperamos tu sonrisa, estamos contigo, y queremos verte alegre. Y esto será posible siempre que aceptes la Voluntad de Dios como lo mejor para ti y para los demás.

Cuando te decidas a poner en marcha el APOSTOLADO DE LA SONRISA, encontrarás en tu camino muchas caras felices, muchas sonrisas sinceras, muchos problemas resueltos... Y, sobre todo, encontrarás allí, muy dentro de tu corazón, la GRAN SONRISA DE DIOS. VIVE EN PAZ REPARTIENDO SONRISAS, COMO REPARTE FLORES LA PRIMAVERA.